Lo llamábamos así porque a un toillete muy pintoresco, que pasaré a
describir a continuación, se le había agregado años después una bañadera,
lavatorio y paredes azulejadas…única construcción de material de la casa, que
era totalmente de madera.
El toillete en cuestión consistía en una tarima de madera con un
agujero redondo en el medio con su correspondiente tapa. Se la sacaba y unos
metros abajo corría un canal subterráneo que había diseñado y construido Bon
Papa al iniciar la construcción de la casa allá por 1925.
Por detrás de la casa y a pocos
metros de la misma pasaba el canal que era un desvió, del rio Chimehuin,
diseñado y construido, también, por Bon Papa y que proveía de agua a todas las
dependencias y emprendimientos del parque de Cerro de los Pinos. Estamos
dibujando con la Tía Therese un croquis del parque con el canal y todas sus
derivaciones para que sean más comprensibles mis descripciones. De dicho canal salía
una tubería subterránea, hecha con tablones y que pasaba por la esquina SW de
la casa unos 3 mts por debajo del famoso wc, luego cruzaba siempre entubado por
debajo del canal y volvía a salir a la superficie a unos 100 mts de la casa.
La visita a ese baño era toda una aventura y particularmente de noche!
Uno entraba muñido de un farol a “petrol” (kerosén) ya que no había luz eléctrica,
después de cerrar cuidadosamente la puerta cuya cerradura consistía en un
ganchito (tipo puerta de gallinero), y apoyaba el farol sobre la tarima cerca
de la tapa del wc. A partir de ese momento comenzaban las emociones más
diversas. Primeramente al sacar la tapa y depositarla al otro costado quedaba
al descubierto lo que mi imaginación veía como un enorme agujero negro de donde
por un lado salía un vientito helado y por otro subía del fondo el ruido de lo
que uno suponía un torrente de agua….Después de bajarse los pantalones había
que sentarse sobre el agujero negro!! No había mano que alcanzase para
sostenerse ya que el pánico de caerse estaba siempre latente.
Tercer momento de terror: uno ya estaba sentado…el airecito refrescaba
las partes expuestas que como normalmente no están expuestas son muy sensibles
al frió…la llama del farol temblequeaba por el viento que subía, ya que mi
humanidad no alcanzaba a cubrir toda la apertura, creando sombras fantasmagóricas
sobre las paredes. Lo peor es que permitía percibir parte de la decoración del
baño, una de ellas se encontraba a un metro frente a donde estaba sentado
haciendo equilibrio, sobre la puerta. La tía Therese había enmarcado, creo que
lo hizo a propósito!, una enorme lamina que representaba a peces que viven a más
de 4000 mts.de profundidad en el fondo del mar. Probablemente eran inofensivos,
pero en el contexto en que nos encontrábamos eran realmente monstruos terroríficos
con enormes bocas pobladas de dientes filosos, largas antenas con unas especies
de luces en sus extremos…un espanto, sobre todo en esa penumbra y en la
posición tan incómoda en que nos encontrábamos, uno se preguntaba si no existía
la posibilidad de que habitaran también en las profundidades del torrente que corría
por debajo de nuestras partes expuestas….y pudiesen saltar hacia arriba….
Otro momento crítico era cuando, después de hacer lo que se supone uno
venia a hacer, debía utilizar el ph. Gracias a Dios, era difícil en estas
circunstancias, lograr la mínima inspiración para tal cometido. Así que rápidamente
saltabas de esa incomoda postura, te masajeabas los dedos entumecidos de las
manos por la crispación de estar sosteniéndote sobre el abismo…te subías los
pantalones y como podías, con tu farol en la mano, huías del lugar. Recién
afuera recuperabas el aliento, siempre y cuando no recordabas que te habías
olvidado de ponerle la tapa permitiendo a los monstruosos peces saltar por todo
el baño! En ese caso vuelta atrás a concluir el operativo de algo tan simple
como es ir al baño a “queir un rose”.
Pero en el caso de haber cumplido con el principal objetivo de tu visita
a tan emblemático lugar…allí te quiero ver! Como cortar un pedazo razonable de
papel, con una sola mano?, ya que soltar las dos simultáneamente implicaría
desaparecer por el agujero. Profundo dilema!!!…teniendo en cuenta que eran
rollos de 80 mts reales, de un papel mucho mas grueso y en una sola pieza, no
como los actuales. Con el tiempo se podía adquirir el golpe de mano justo como
para desenrollar y cortar al mismo tiempo la cantidad necesaria. Pero…eso se adquiría
con mucha práctica, lo que implicaba muchas visitas al dichoso “baño nuevo” y
como supongo se habrán percatado, aunque era una experiencia fascinante, le teníamos
mucho respeto y no abusábamos de ella.
Conclusión es que, en la mayoría de los casos, cada vez que poníamos en
práctica nuestra destreza con el ph…quedaban los 80 mts. del rollo desarmado
sobre la tarima…y que mejor que, para hacer desaparecer el cuerpo del delito,
precipitarlo por el agujero y…poner la tapa. Sin pruebas a la vista uno se
retiraba tranquilo. Ilusos! mañana les cuento las consecuencias de tan cobarde
acto.