viernes, 17 de octubre de 2014
miércoles, 15 de octubre de 2014
Humildad y verdad (Artículo traducido del Magnificat)
La humildad no tiene nada que ver con un rebajarse fáctico y una negación mentirosa de nuestras cualidades y de nuestras fuerzas, ya que el lugar de su nacimiento está ubicado en el sitio preciso de nuestro corazón donde brilla la luz de la verdad; la humildad es la hija de la verdad y rechaza toda otra filiación, pero, como para todo nacimiento, el de la humildad operará en nosotros en el dolor.
Cuando la luz de la verdad nos toca interiormente, imprevistamente, como viene el ladrón de noche, nuestra reacción es múltiple. Primero no nos gusta que nos toquen en nuestra intimidad a causa de un miedo instintivo que nos invade cuando otro avanza sobre nosotros… Entonces la claridad se hace mas fuerte y converge hacia el centro de nuestra personalidad; tomamos conciencia de una manera casi brutal, que no somos la fuente de la luz, ni la causa de nuestra propia verdad. Percibimos cada vez mejor, hasta nuestras entrañas, las exigencias de la verdad sobre nosotros, nuestra debilidad a responder a menudo a la misma y que no podemos pretender apoderarnos de ella y acapararla, pero que es ella, en cambio que nos aprehenderá, invadirnos y presentarnos su ley si consentimos a dejarle nuestras puertas abiertas.
Vemos, en un instante, nuestras cualidades, nuestra fuerza y nuestra existencia misma se desprende de nosotros para converger hacia la Verdad, demostrándonos que no poseemos nada que no hayamos recibido.
Humilité et vérité
Servais-Théodore Pinckaers (+ 2008), dominicain, a enseigné la
Théologie morale à l’université de Fribourg (Suisse) de 1973 à
1997. Il a aussi été membre de la Commission théologique inter-
Nationale, à Rome, de 1992 à 1996.
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