martes, 3 de mayo de 2011

“LA CHICHA”




A partir de unas manzanas silvestres, verdes y muy ácidas, que se cosechaban en el campo de “Cerro de los pinos”Bon Papa fabricaba una bebida alcohólica similar a la sidra, de hecho la conocíamos como tal. Aparentemente estos montecitos de manzanos habían sido plantados por los indios provenientes de Chile.
Después de su cosecha y acarreo, en carros tirados por bueyes, se las trituraba y prensaban en lo que llamábamos la “sidrerie”que se encontraba en una construcción contigua al antiguo molino harinero. Del jugo extraído y luego de un proceso de fermentación en cubas de madera se obtenía la famosa chicha. Recuerdo estar parado en la pasarela que había alrededor de la prensa en la que se volcaban las manzanas y de donde a su vez salía el jugo, todo esto envuelto en un delicioso aroma, creo que de allí nace mi actual cultura alcohólica….
A diferencia de la que fabricaba el tío abuelo Santiago, en la otra orilla del río Chimehuin donde vivía, la chicha de Bon Papa era sin gas. Creo que la diferencia radicaba en que “del otro lado”(así se denominaba la ubicación de las casas donde habitaban la familias del tío abuelo Santiago y las de sus hijos) embotellaban la chicha, produciéndose otro tipo de fermentación que la hacia espumante.

Todos los días, antes del mediodía, íbamos con Bon Papa y con dos jarras de vidrio a “la cave” a buscar la chicha. Las dos jarras eran una para el mediodía y otra para la noche, aunque creo recordar que a la hora del te también se tomaba…
Saliendo de la cocina y luego de cruzar el canal por un puente muy angosto (hecho con un tablón de madera) Bon Papa echaba un vistazo al “belier”, que era la bomba que subía el agua del canal al tanque que se encontraba en el primer piso de la casa. Lo curioso del caso es que esa bombita funcionaba con la presión originada por una columna de agua de no mas de 2 mts.,ya que se encontraba en un poso por debajo del nivel del canal, y la subía a unos 4 mts.por encima del mismo. El caudal era mínimo, pero como funcionaba permanentemente alcanzaba para el consumo de los baños y cocina.
El belier tenía un mecanismo muy simple pero solo Bon Papa sabía y tenia la paciencia para calibrarlo y purgarlo como para que no pare nunca de funcionar. Eso permitía que el hilo de agua que subía alcance justo para el consumo diario de la casa. No por nada con el oído atento de Bon Papa cada vez que íbamos al baño “viejo”y tirábamos de la cadena escuchábamos, desde el fondo de la casa: “con moderación, que son 10 lts.menos de agua!!!”, por supuesto esto dicho en su impecable frances.
Después del control del belier, que podía durar varios minutos ya que primero había que hacer silencio y escuchar atentamente el sonido que emitía, si todo funcionaba bien debía ser algo parecido a esto: “ffffffff-tic….fffffffff-tic…..y así hasta el infinito”(los puntitos indicaban silencio, que era muy importante ya que su duración indicaba si el calibrado era el correcto…) si no se escuchaba nada es que estaba todo mal….no funcionaba….estaba parado….no podríamos tirar de la cadena….habría que ir al agujero negro!!!

Seguimos nuestro trayecto a la cave costeando un arroyito que no era ni mas ni menos que el famoso torrente que pasaba por debajo del agujero negro!!! (voy a tener que consultar mi psicóloga por este trauma del “agujero negro”!!!!). Volvía a aparecer en la superficie bordeado por inmensos álamos que supongo debían su tamaño al agua y especialmente al alto contenido de fertilidad de la misma!!!. Muchas de las raíces quedaban expuestas dentro del agua lo cual traía para nosotros beneficios e inconvenientes. Recordando los 80 mts de la noche anterior (ver “baño nuevo”)…. aparecieron intactos, por su alta calidad!, enganchados en una raíz. Bon Papa no era de levantar la vos ni de retar, pero nos hacia saber muy bien de su disgusto ante alguna macana. Por un lado al mirarlo se creía percibir un movimiento ascendente de sus grandes bigotes que lo decían todo! Y por otro con el fino humor e ironía que lo caracterizaban hacia algún comentario acorde al momento, en este caso podría ser: “si había alguno con algún problemita que requería tanto ph, sería tal vez conveniente, por su salud, que se abstuviera de comer postre”. Por supuesto elegía el día en que sabia que había frambuesas o mousse de chocolate. El responsable aprendía la lección y si no lograba tomarle la mano al corte del ph, pasaba al plan B para hacer desaparecer el cuerpo del delito. Este consistía en el “método de la caña”, a mas de uno se nos fue alguna vez por el agujero negro, involuntariamente en estos casos!, una zapatilla, o una media…Así que al día siguiente, bien temprano para que nadie nos vea y evitar las cargadas, íbamos con una caña coigue a la pesca de lo que las benditas raíces nos devolvía.

Pasado el mal trance de lo que nos podía deparar la orilla del “egoue”, llegamos a la “cave”.
Luego de bajar los dos o tres escalones con sumo cuidado ya que indefectiblemente teníamos las recomendaciones de Bon Papa, surgidas de las desventuras de Madame Michulette. Era una enorme alemana, vecina del campo “Chacaial”, que parece que rodó por los escalones y casi se rompió una costilla!. De eso hacia mucho años, pero la insistencia de Bon Papa en recordárnoslo nos había marcado. Era prudente la recomendación ya que al ingresar a la cave encandilados por el sol y al no haber electricidad, no se veía ni lo que se hablaba, con lo cual fácil hubiese sido errar un escalón….
La chicha estaba en un enorme tonel de madera y para extraerla del mismo Bon Papa había ideado un sistema de sifón. El ritual consistía en desenganchar la punta externa de la manguera, que se encontraba por encima del nivel del tonel enganchada al techo, sacar el corcho que la tapaba, y para cebar el sistema aspirar del extremo y una vez que salía la chicha introducirlo en las jarras. Bon Papa era el que manejaba todo el operativo, pero antes de introducir el extremo por donde salía la chicha en las jarras y para gran alegría nuestra nos hacia practicar la técnica.
Por las consecuencias que producía en nosotros dicha practica, siempre me quedo la duda si Mme.Michulete se habría tropezado al entrar en la “cave”o al salir de la misma…después del “operativo sifón”?
Lo que si recuerdo es que el regreso a la casa con las jarras de chicha se hacia en un clima mucho mas distendido y alegre que el trayecto de ida y lo curioso es que tardábamos el doble de tiempo!!!.


Nota agregada con posterioridad: La que perdió la zapatilla por el “agujero Negro”fue….Bernadette! y no hubo ningún plan B con la caña cohigue. Que lástima ya que le daba un toque épico a mi relato!. Como siempre, el que solucionaba todo era Bon Papa, así que como al día siguiente no había rastro de la dichosa zapatilla, por la otra punta del canal subterráneo, tuvo que abrir las compuertas para mandar mas agua y así, al final, apareció.