A partir de unas manzanas silvestres, verdes y muy ácidas, que se
cosechaban en el campo de “Cerro de los pinos”Bon Papa fabricaba una bebida alcohólica
similar a la sidra, de hecho la conocíamos como tal. Aparentemente estos
montecitos de manzanos habían sido plantados por los indios provenientes de
Chile.
Después de su cosecha y acarreo, en carros tirados por bueyes, se las
trituraba y prensaban en lo que llamábamos la “sidrerie”que se encontraba en
una construcción contigua al antiguo molino harinero. Del jugo extraído y luego
de un proceso de fermentación en cubas de madera se obtenía la famosa chicha.
Recuerdo estar parado en la pasarela que había alrededor de la prensa en la que
se volcaban las manzanas y de donde a su vez salía el jugo, todo esto envuelto
en un delicioso aroma, creo que de allí nace mi actual cultura alcohólica….
A diferencia de la que fabricaba el tío abuelo Santiago, en la otra
orilla del río Chimehuin donde vivía, la chicha de Bon Papa era sin gas. Creo
que la diferencia radicaba en que “del otro lado”(así se denominaba la
ubicación de las casas donde habitaban la familias del tío abuelo Santiago y
las de sus hijos) embotellaban la chicha, produciéndose otro tipo de
fermentación que la hacia espumante.
Todos los días, antes del mediodía, íbamos con Bon Papa y con dos
jarras de vidrio a “la cave” a buscar la chicha. Las dos jarras eran una para
el mediodía y otra para la noche, aunque creo recordar que a la hora del te también
se tomaba…
Saliendo de la cocina y luego de cruzar el canal por un puente muy
angosto (hecho con un tablón de madera) Bon Papa echaba un vistazo al “belier”,
que era la bomba que subía el agua del canal al tanque que se encontraba en el
primer piso de la casa. Lo curioso del caso es que esa bombita funcionaba con
la presión originada por una columna de agua de no mas de 2 mts.,ya que se
encontraba en un poso por debajo del nivel del canal, y la subía a unos 4
mts.por encima del mismo. El caudal era mínimo, pero como funcionaba
permanentemente alcanzaba para el consumo de los baños y cocina.
El belier tenía un mecanismo muy simple pero solo Bon Papa sabía y
tenia la paciencia para calibrarlo y purgarlo como para que no pare nunca de
funcionar. Eso permitía que el hilo de agua que subía alcance justo para el
consumo diario de la casa. No por nada con el oído atento de Bon Papa cada vez
que íbamos al baño “viejo”y tirábamos de la cadena escuchábamos, desde el fondo
de la casa: “con moderación, que son 10 lts.menos de agua!!!”, por supuesto
esto dicho en su impecable frances.
Después del control del belier, que podía durar varios minutos ya que
primero había que hacer silencio y escuchar atentamente el sonido que emitía,
si todo funcionaba bien debía ser algo parecido a esto:
“ffffffff-tic….fffffffff-tic…..y así hasta el infinito”(los puntitos indicaban
silencio, que era muy importante ya que su duración indicaba si el calibrado
era el correcto…) si no se escuchaba nada es que estaba todo mal….no
funcionaba….estaba parado….no podríamos tirar de la cadena….habría que ir al
agujero negro!!!
Seguimos nuestro trayecto a la cave costeando un arroyito que no era ni
mas ni menos que el famoso torrente que pasaba por debajo del agujero negro!!!
(voy a tener que consultar mi psicóloga por este trauma del “agujero negro”!!!!).
Volvía a aparecer en la superficie bordeado por inmensos álamos que supongo debían
su tamaño al agua y especialmente al alto contenido de fertilidad de la misma!!!.
Muchas de las raíces quedaban expuestas dentro del agua lo cual traía para nosotros
beneficios e inconvenientes. Recordando los 80 mts de la noche anterior (ver
“baño nuevo”)…. aparecieron intactos, por su alta calidad!, enganchados en una raíz.
Bon Papa no era de levantar la vos ni de retar, pero nos hacia saber muy bien
de su disgusto ante alguna macana. Por un lado al mirarlo se creía percibir un
movimiento ascendente de sus grandes bigotes que lo decían todo! Y por otro con
el fino humor e ironía que lo caracterizaban hacia algún comentario acorde al
momento, en este caso podría ser: “si había alguno con algún problemita que requería
tanto ph, sería tal vez conveniente, por su salud, que se abstuviera de comer
postre”. Por supuesto elegía el día en que sabia que había frambuesas o mousse
de chocolate. El responsable aprendía la lección y si no lograba tomarle la
mano al corte del ph, pasaba al plan B para hacer desaparecer el cuerpo del
delito. Este consistía en el “método de la caña”, a mas de uno se nos fue
alguna vez por el agujero negro, involuntariamente en estos casos!, una zapatilla,
o una media…Así que al día siguiente, bien temprano para que nadie nos vea y
evitar las cargadas, íbamos con una caña coigue a la pesca de lo que las
benditas raíces nos devolvía.
Pasado el mal trance de lo que nos podía deparar la orilla del “egoue”,
llegamos a la “cave”.
Luego de bajar los
dos o tres escalones con sumo cuidado ya que indefectiblemente teníamos las recomendaciones
de Bon Papa, surgidas de las desventuras de Madame Michulette. Era una enorme
alemana, vecina del campo “Chacaial”, que parece que rodó por los escalones y
casi se rompió una costilla!. De eso hacia mucho años, pero la insistencia de
Bon Papa en recordárnoslo nos había marcado. Era prudente la recomendación ya
que al ingresar a la cave encandilados por el sol y al no haber electricidad,
no se veía ni lo que se hablaba, con lo cual fácil hubiese sido errar un escalón….
La chicha estaba en un enorme tonel de madera y para extraerla del
mismo Bon Papa había ideado un sistema de sifón. El ritual consistía en
desenganchar la punta externa de la manguera, que se encontraba por encima del
nivel del tonel enganchada al techo, sacar el corcho que la tapaba, y para
cebar el sistema aspirar del extremo y una vez que salía la chicha introducirlo
en las jarras. Bon Papa era el que manejaba todo el operativo, pero antes de
introducir el extremo por donde salía la chicha en las jarras y para gran alegría
nuestra nos hacia practicar la técnica.
Por las consecuencias que producía en nosotros dicha practica, siempre
me quedo la duda si Mme.Michulete se habría tropezado al entrar en la “cave”o
al salir de la misma…después del “operativo sifón”?
Lo que si recuerdo es que el regreso a la casa con las jarras de chicha
se hacia en un clima mucho mas distendido y alegre que el trayecto de ida y lo curioso
es que tardábamos el doble de tiempo!!!.
Nota agregada con
posterioridad: La que perdió la zapatilla por el “agujero
Negro”fue….Bernadette! y no hubo ningún plan B con la caña cohigue. Que lástima
ya que le daba un toque épico a mi relato!. Como siempre, el que solucionaba
todo era Bon Papa, así que como al día siguiente no había rastro de la dichosa
zapatilla, por la otra punta del canal subterráneo, tuvo que abrir las
compuertas para mandar mas agua y así, al final, apareció.