“EL 152”
Suena la alarma, salto de la cama, son las cinco y mientras dejo
correr la ducha para que se caliente el agua, tapo rápidamente la cama con el
acolchado. Qué gran invento el del acolchado… Cinco y veinte ya en la cocina
preparando mi desayuno: leche con Nescafe, jugo de naranjas Citric, tres
tostadas, un yogurt Vidacol. Mientras lo tomo, frente a la mesa ratona del
living, hago mi meditación guiado por el Magnificat. Terminada esta prendo la
tele para ver el clima, ya muestran fotos espectaculares del amanecer sobre el
rio o sobre el mar desde las distintas playas, luego TN pasa el estado del
tráfico, cosa que no me interesa así que bajo.
Ya camino
a la Avenida Santa Fe, sigo por ella hasta cruzar la Avenida Coronel Diaz.
Amanece, saludo al portero del edificio vecino, luego al paseador de perros. A
las seis estoy en la parada del 152 y lo diviso saliendo de la parada anterior.
No sé si leo el número o lo adivino, después de tomarlo desde hace 11 años
cinco días por semana.
Hasta el
2011 debía prever las monedas para poder viajar y como no se conseguían, mi
hija Clara que trabajaba en el banco Galicia me entregaba pilitas de $ 10
periódicamente. Pero había que acordarse…Hoy gracias a Dios tenemos la Sube que
nos facilita mucho la vida. Es un placer la ciudad a esta hora, poco tránsito
lo cual me permite llegar a mi trabajo en veinticinco minutos en contraposición
a la hora que tardo para regresar, a las tres de la tarde. Casi siempre tengo
lugar para viajar sentado y la buena onda de los choferes, que en general ya me
conocen hace que comience el día lleno de optimismo.
Aprovecho
ese viaje placentero para rezar el Rosario. Hasta hace unos años me perdía en
cada decena con lo cual nunca me alcanzaba el tiempo, es que por vergüenza no
me animaba a mostrar el Rosario. Hoy, que lo saco del bolsillo y lo muestro,
hasta con orgullo, me alcanza justo el trayecto para completar las cinco
decenas. Una vez una señora, al bajarse, me pidió que rece por ella, a partir
de entonces pido cada día por las intenciones de mis compañeros de viaje.
Hace unos
días cerró el local de Cheeky en Santa Fe y Paraná. No sé por qué era uno de
mis punto de referencia. Me da pena cuando cierran locales y pasa seguido. Me
imagino los sueños e ilusiones perdidas de sus dueños… Miro con asombro la
arquitectura de las fachadas de la mayoría de los edificios de departamentos
que bordean la Avenida Santa Fe, deben de ser de principio del siglo pasado, de
no más de nueve o diez pisos, con balcones y aberturas adornadas con
rejas que son obras de arte y le dan un particular toque de buen gusto a esta
parte del barrio de Recoleta.
Hoy veo
que en la esquina de Esmeralda y Juncal inauguraron el Hotel Carles,
probablemente hace varios meses pero recién me percato ahora, recordaba que en
ese lugar había un bar en el cual una mañana hice tiempo previo a una reunión
en un estudio de abogados, junto con algunos de mis hermanos y cuñados.
¡Quién
iba a pensar, tiempo atrás, que iban a inventar un semáforo para peatones absortos
en sus celulares! Sin embargo en el paso peatonal de Libertador, esquina Maipú,
pusieron uno. Son una serie de luces colocadas en el cordón de la vereda al
nivel del suelo y perceptible para los que miran para abajo, postura típica del
que lee mensajes mientras camina y se lleva todo por delante. No pienso hacer
más comentarios sobre el tema.
En Retiro
el colectivo toma el carril del Metrobus que va por Avenida Alem y Avenida
Paseo Colón, obra inaugurada en mayo de este año. Junto con la Sube son mejoras
que favorecen mucho a los usuarios de transporte público, sobre todo a los que
tienen trayectos muy largos a recorrer por día. No sería mi caso, aunque desde
el Ministerio de Agroindustria hasta Retiro llegaba a tardar veinte minutos a
media hora y hoy lo hago en diez minutos. Yendo por Alem veo todas las bocas de
la extensión de subte Línea E que va a unir Casa de Gobierno con Retiro; están
cerradas y las obras parecerían detenidas. Sin embargo recién estaba leyendo
que se inauguraría a fines de este año. Es una obra iniciada por la Nación,
previo al traspaso de los subtes a la Ciudad, lo cual con el gobierno anterior
generaba un eterno cortocircuito, hoy felizmente al ser los gobiernos:
nacional, provincial y de la ciudad del mismo ”color” debería facilitarse todo
y de hecho es lo que está pasando. Se ve también en el tema de urbanización de
las villas: las medidas se toman en conjunto y todos tiran del carro para el
mismo lado. Bueno, al menos es la intención.
Lo que sí
me es muy doloroso es ver a los indigentes durmiendo en las galerías de los
edificios que bordean las avenidas Alem y Paseo Colón. En pleno invierno se
veían hasta familias enteras, ahora que la temperatura subió y amanece más
temprano se ven mucho menos o no les presto tanta atención. ¿O será que me
acostumbré?
Hace no
mas de diez años, a esta hora, impresionaban las bolsas de basura apiladas
sobre las veredas y parte de la calzada de la Avenida Leandro N.Alem. Muchas
rotas por los perros y los cartoneros, realmente daban un aspecto de suciedad y
abandono sin contar con el olor. Siguiendo una tendencia mundial de saneamiento
y reciclado de residuos hoy podemos ver bordeando las calles y avenidas
de Buenos Aires contenedores de distintos colores para los diferentes residuos,
además hay un plan de educación y organización de los distintos partícipes en
el ciclo de la basura, lográndose a primera vista una ciudad mucho más limpia y
por ende habitable. Esto se pudo conseguir, a mi parecer, por haberse
implementado un plan integral de manejo de los residuos desde su origen hasta
su reciclado final además de haberse aplicado controles con continuidad, a
través del tiempo, de dichos procesos.
Cuando
paso a la altura de Casa de Gobierno, ya salió el sol e ilumina toda la zona
dándole más calidez y un colorido particular. El inmenso mástil, donde se izaba
nuestra bandera, fue retirado hace unos diez días, y se encuentra a unos
cincuenta metros apoyado sobre unos caballetes. En su lugar han levantado un
gran terraplén sobre el cual construirán el nuevo helipuerto; el anterior se
encontraba del otro lado de la Avenida Dellepiane, a la izquierda. La nueva
ubicación es mucho más lógica ya que para acceder al mismo desde la Casa
de Gobierno ya no habrá que cortar la Avenida Dellepiane para que pase la comitiva
Presidencial y su custodia. Lo más llamativo es que en el rediseño de la plaza
ex Colón que pasa a ser parte de un nuevo espacio público, fue removida la
estatua de Juana Azurduy que a su vez había reemplazado a la de Cristóbal
Colón, en julio de 2015. El pobre Colón, caído en desgracia en el gobierno
anterior por colonizador y genocida, fue desterrado a la zona de aeroparque
donde descansa al costado de la pista. Había sido donada por la Colectividad
Italiana en Argentina, en 1921. La estatua de Juana Azurduy, a su vez, fue
donada por el entonces Presidente de Bolivia Evo Morales que, en el acto de
inauguración manifestó su "alegría por estar en Argentina y ver a una
hermana, a una guerrillera de la independencia como Juana Azurduy" y destacó
"esta es una forma de descolonizarnos". Por otra parte Azurduy, una
coronela de la Independencia sudamericana fue ascendida post-morten a generala
por el gobierno Kirchnerista. Curiosidades de nuestra costumbre de hacer
revisionismo histórico… Hoy la estatua de Juana Azurduy se encuentra sobre su
pedestal, frente y mirando el Centro Cultural Kirchner y la de Cristóbal Colon
sigue acostada al borde de la pista…
Yo que
trabajé gran parte de mi vida en zonas rurales descubrí los colores del
amanecer en Buenos Aires y no porque sean más espectaculares que los del campo,
simplemente porque no madrugaba. En estos días el espectáculo que me maravilla
son los Jacarandá en flor y con las luces del amanecer quedo mudo… Hay once mil
de ellos en Buenos Aires, distribuidos en plazas, calles y avenidas lo cual es
un lujo para nosotros, los Porteños y quienes nos visita.
¡Huy!
Casi me paso de largo en bajar del colectivo, me suele suceder y como podrán
notar el que sufre las consecuencias de esta dispersión es mi rezo del
Rosario…pero Dios es misericordioso y valora seguramente mi buena intensión.